domingo, 18 de septiembre de 2016

Primer día de clase.

Un compañero nuevo en el centro.

 Después de dos días de clase le pregunto qué tal. Tiene un grupo de los difíciles, de los que se dejan para el último que llega, de los que salen otros echando pestes.
- Bien, me dice, contento, parecen chicos majos.
Me explica lo que ha hecho los dos primeros días, y me da una hoja con un texto.
- Para ti, me dice. Es el texto que hemos leído y que hemos trabajado. A ver que te parece...
Le hablo de los alumnos con dificultades y me dice que cree que ya ha visto carencias en alguno. Sobre todo le preocupan los que tienen problemas, los que lo puedan estar pasándolo mal.
- Tengo que engancharles. Es normal que algunos estén desmotivados, por el desfase académico o las situaciones familiares difíciles, pero tengo que hacerme con ellos...

¡Qué suerte han tenido los alumnos contigo!, le dije. Y sé que no me equivoco, porque cuando te encuentras una buena persona, que además hace su trabajo con entrega y cariño, se percibe, se transmite y espero que se contagie.

Este es el texto que me dio:            
  Burkini




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